miércoles, 20 de mayo de 2015

Charlas con el árbol solitario. Tercer saludo: La inteligencia y las ovejas.

Un extraño personaje y sus platicas con el árbol solitario.






Charlas con el árbol solitario.

Tercer saludo:

La inteligencia y las ovejas.

No hay nada mejor después de un delicioso almuerzo, que una silla que de vista directa al verde campo.

Y es que se me ha antojado caprichosa la escena:

El verde prado que da paso al bosque, vagan aún por el los gatos y los perros, también uno que otro pájaro e insectos de todo tipo.

¿Y qué más da si aún es una tierra libre? cualquiera puede pastar sobre ella.
No es el mismo caso a unos cuantos metros, en el corral de las ovejas; que aunque se les mira muy a gusto; Esto es debido a que nunca han sabido lo que es la libertad.

Por suerte no es mi caso y puedo partir libre hacia el bosque, ¿y porque no? ¡Si lo deseo incluso hablar con un solitario árbol!

Ya rebajada la comida siento deseos de partir; me voy al bosque y veré que tiene para mí el árbol solitario.

Así salgo cuando veo que una de las ovejas, una de las más jóvenes busca la forma de escapar del corral, y es que se las ingenia por su tamaño y logra salir.

Camino unos cuantos metros y me percato de que ella viene detrás de mí; allí recuerdo que en la mañana le he consentido; ha de creer que soy su pariente.

¿Pero? ¿Son mías estas ovejas? ¿Tengo Yo algún motivo por el cual limitar el deseo de libertad de esta pequeña?

¡No! No tendría para mi sentido coartar el deseo vital de ningún ser.

Así le digo a la oveja con una sonrisa; la que trate a toda costa fuera la más radiante de mis sonrisas.

- ¡Ven mi amiga! ¡No podría yo de ninguna forma hacerte daño!

- ¡Ven mi amiga! ¡Qué no podría yo de ninguna forma devolveros a tu antigua prisión!

- ¡Mira que en mis manos no está el báculo del pastor!

- ¡Mira que en mis manos no está la flecha de cazar!

La ovejilla al ver los gestos de mi rostro, se le antojó que yo decía algo agradable; así pues quitó la temeridad de sus pasos y decidió ir detrás mío.

A la mitad del camino mi pequeña compañera siente sed, y hasta quizá también un poco de hambre: Voltea a ver con algo de miedo hacia atrás.

Así le digo con rigidez y ternura.

- ¡No me digas que solo porque has sentido hambre deseas volver a la esclavitud! Mira que las almas libres deben siempre también buscar su propio alimento.

¿Acaso no ves que tú eres oveja, y que el campo es donde se encuentra tu comida?

¿Porque has de buscar en el corral y en una bandeja, lo que abunda a tu alrededor y sin limitaciones?

¡Ve mi amiga! ¡Come la hierba más fresca y limpia! ¡Toma de las aguas claras!; ¡estas no contenidas en recipientes, Estás que son libres y de desconocida vertiente!: ¿Querrás algún día buscar conmigo donde nacen?

Así la oveja al ver que yo le señalaba los pastos y los arroyos del campo decidió al fin comer de ellos.

Una vez esta se hubo satisfecha; retomamos nuestra marcha hacia el árbol solitario.

Una vez allí: mi compañera oveja a divisa la frondosa sombra de su copa; la mira tal y como si fueran los brazos protectores y firmes de un amoroso padre.

Así su paso frágil y cansado dirige hacia el lugar de descanso, en la tierra fresca y única que solo pueden proveer los árboles del bosque.

Así relajada entrecierra sus ojos y yo me dirijo a mi amigo árbol.

- ¡Hola mi amigo! Hoy he traído para ti un misterio peculiar; mira que a esta oveja le he consentido  hoy por la mañana, y al verme partir ha decidido escapar del corral; ¡y mírala!, que hasta ha venido aquí.

Un viento sereno y calmo agita al árbol, se mecen sus ramas como haciendo un baile solitario; ¡Tan así que retiren a duras penas sus fugaces hojas!

Así escucho la voz de mi enigmático amigo.

- ¡No hay alma en el mundo que no anhele en su más profundo interior la libertad!

- ¡Pero es que hoy soy yo quien tiene para ti una pregunta!

- Dime mi amigo: ¿qué es para ti la inteligencia?

La pregunta del árbol me deja un rato pensativo; más recordé de inmediato los libros de texto; me dirigí hacia él y le dije.

- es pues la inteligencia la capacidad para resolver problemas.

Así un pajarillo viene y canta dulcemente sobre una frágil ramita.

Me dice entonces el árbol.

- la inteligencia es Muchas cosas y no tiene sólo que ver con la capacidad de resolver uno o varios problemas.

- Está es mi visión de la inteligencia como producto del gusto.

- el que gusta de algo le admira, y el que admira gusta de saber sobre ese algo que admira.

- Haz tú de enseñar primero al niño a disfrutar: Incluso más arriba que los pesados libros; está el gusto por la hierba fresca y las mariposas.

- ¿Qué hace el campesino cuando ara la tierra sino es prepararla para los futuros cultivos?

- ¿has visto tú al sembrador enterrar la semilla sobre la árida y sólida tierra?

Así entrecierro mis ojos y le pregunto.

- ¿Me dices que lo primero que debe uno es crear la inteligencia?

- ¿Es la inteligencia sólo tierra fértil?

- es tal cosa posible; ¿no viene está ya Cómo una cualidad dentro de nosotros desde el propio momento de nacer?

El pajarillo cantor de súbito deja su obra, el silencio se hace sentir.

Queda entonces callado y quieto; como a la expectativa.

Así sigue mi amigo árbol al rozar sus hojas una ráfaga cálida proveniente del sur.

- Es verdad que hay cosas que nos son dadas desde el propio momento de nacer.

- ¡Pero ciertamente la inteligencia no es una de ellas!

- no se trata sólo de tener ya de adulto un cerebro prodigioso, ni el tamaño o el peso de tu masa cerebral.

- ¿de qué podría serviros a ti un ábaco parlante? No se trata mi amigo de ser una máquina de sumas y restas solamente, ni tu inteligencia está dada por cuanto sabes.

- tienes que primero amar; solo quien ama la vida busca la más honda raíz de las materias: esto diferencia al que busca el saber cómo una prenda; del que conoce y escudriña y compara.

- es un falso saber el del que lee con fe ciega en sus lecturas; ya que queriendo ser un docto; A este hecho de su saber la copia exacta de pensamientos ajenos.

- por eso es primero al niño que debes enseñar a amar el saber; y este se ama cuando se ha tenido contacto con la parte más honda de sí mismo.

- ¡Deja a los niños ser libres!; no les ates a conceptos ya definidos: no les enseñes a creer en verdades absolutas: ya que tales verdades no son tales, sino las más altas mentiras.

- Toda teoría es solo una representación mental de la naturaleza, una forma de entender un fenómeno en su momento; pero nunca jamás una verdad total.

- ¿sois capaz de penetrar mi pensamiento?

Así me quedo pensando y digo al árbol.

- ¡El conocer es un goce en las almas libres! Y es por tanto un castigo para quien se le obliga a ello.

- la sabiduría consiste en amar el saber a través de la vida, y para tal es necesario amarla con todas las ansias y suspiros del corazón.

- Es el soñador un creador de su propia verdad, y la piedra angular en el arco del porvenir humano.

- Hoy he visto mi compañero árbol que la inteligencia no es una cualidad innata; sino, un producto y un resultado de una apropiada guía a la libertad.

- No son ya para mi inteligentes aquellos que a causa de su saber y astucia buscan sólo satisfacer sus necesidades y pasiones.

- Es para mí inteligente el que sabe cómo amar; ya que no sólo verá el mundo y la existencia como un medio para sí mismo: ya que por su capacidad de penetrar fuera de sí y no sólo para Sí; es que se propondrá a sus ideales el futuro: y aun siendo un adulto seguirá siendo un niño que se degustara en todo su derredor.

Así el pajarillo sacude sus alas y parte hacia el anaranjado ardiente del lejano horizonte.

Se levanta la ovejilla y se pasa tiernamente entre mis piernas.

Entrecierra sus ojos, eleva su cabeza y bala felizmente.

Así le doy una leve palmada y esta salta de alegría: ya descansada parte; corriendo eufórica hacia los robustos y dorados campos.

Así el árbol parece sonreír y me dice.

- Nunca tampoco aprisiones a aquellos a los que has enseñado a correr.

La oveja se para y voltea a verme: a mí y al árbol: da una patadilla al suelo fértil y así sale en veloz carrera hacia su destino; en esta su nueva vida; ¡A su vida!

Se torna el árbol entonces más tierno y profundo. Quieto ya, cierra sus susurros al mundo.

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