La
sexta Fase.
El mundo es solo una sombra:
02/02/2020
Carmina tenía ya varios meses de
estar sometida todas las noches a los cables y sondas conectadas a su cuero
cabelludo; esto con el fin de medir la actividad eléctrica de su cerebro
durante las fases del sueño.
En realidad las investigaciones del
estado onírico han pasado de moda en la palestra pública; pero esto no ha
impedido que el Estado no se ocupe de buscar aquí la forma en la cual funciona
el cerebro de los ciudadanos.
Se dirige Carmina al Doctor M con su
rostro pálido y tembloroso.
- Sera que mi contrato aún no
termina, ¡sabe! necesito mucho de este dinero extra.
El doctor sonríe a ella y le dice.
- Definitivamente aun no, apenas y
hemos estimulado de la manera correcta su cerebro, cada vez nos es más fácil
inducir en usted la etapa más profunda del estado REM.
- Si todo va bien, con unos meses
más, seremos capaces de recrear las imágenes que usted mira en sus sueños.
- ¿Lo imagina? Poder yo, ver sus
sueños a detalle, incluso con aquellos fragmentos que a usted le es imposible
recordar: ¡las posibilidades son infinitas!
- ¡Ver como si se tratase de una
emotiva película las escenas de nuestros sueños!
Carmina en el fondo sufría ante las
palabras del Doctor, ya que temía secretamente; el pudiera ver dentro de su
mente, hurgar en sus más íntimos recuerdos y traumas, de sus deseos, de aquello
que es incapaz de confesar.
Pero no podía simplemente no llegar
un día al blanco y estéril laboratorio, ya que además de la necesidad del
dinero, el contrato que ha firmado le compromete hasta que finalice el
experimento, o decida la institución a darlo por terminado.
04/06/2020
Dialogaba ese día el doctor M con
uno de sus compañeros.
En tono serio y excitado a la vez,
es el doctor M.
- ¡Ya casi lo hemos logrado!, de
todos los sujetos puestos en experimentación, Carmina es la que mejor responde
a los estímulos; su cerebro, quizá debido al cansancio, ha asimilado de mejor
manera los estimulantes: es capaz de entrar muy fácilmente en las etapas más
profundas del sueño REM.
Ahora sigue en un tono más sobrio.
- Esto que te contare no lo he
puesto aun en los informes, ya que es altamente especulativo, y no tengo mayor
prueba de ello que mi propia intuición.
- Me he percatado de una nueva etapa
dentro del sueño paradójico, en esta etapa ella muestra un cierto grado de
consciencia; no me refiero a que su cerebro asimile a una actividad próxima a
la de la vigilia, como es común en este estado, sino a un total despertar
dentro del propio sueño.
Abre sus ojos eufórico y sonriente
el doctor M.
- Pero mira que dentro de esta fase,
por pocos segundos, sus ojos hacen una pausa larga y sus ondas cerebrales
mutan, como si su química cerebral asimilara a las de otro ser; y con esto digo
a: “un ser no humano”.
- los ojos de ella se llenan de gran
e inmensa paz, y pienso traspasa a una nueva realidad.
El compañero del doctor M, disimulo
su escepticismo hacia él, le miraba ya como un fanático que estaba llevando su
investigación a la obsesión y la locura, que la falta de resultados inmediatos,
le conducían a un camino místico y especulativo.
Ese mismo día llegó Carmina al
laboratorio, el doctor M la esperaba expectante, en el fondo él le admiraba de
una forma única, quizá incluso había desarrollado hacia ella alguna afinidad
amorosa que el mismo no se permitía reconocer.
Ella le saluda con su rostro algo
demacrado y sombrío, pero de cálida sonrisa.
- Hola Doctor: Mire que hoy no me
siento muy bien, he comido realmente poco, los medicamentos que usted me ha recetado,
me impiden gozar plenamente de la vida, para mí las cosas ante los ojos, se
presentan desnudas y sin ningún valor, el agua me es aún más insípida y las
comidas son solo ya una simple pasta que he de comer por compromiso.
- Así le pido por favor, suspendamos
la sesión de este día; no sé si sea capaz de colocarme en esa camilla
nuevamente.
El doctor M, a pesar de la empatía
que sentía hacia la pobre Carmina, era incapaz de hacer surgir este agrado a la
parte consciente de su cerebro; las proposiciones de su mente luchaban
intensamente entre las voces que le llamaban a la misericordia y bondad, y las
risas maniáticas que le incitaban a obtener los resultados que le permitieran
por fin, comprobar a sus colegas que él era un gran científico.
Entre ambos gritos preconscientes,
ganaban estos segundos; que negociando astutamente con las voces de amor, les
decían que al terminar todo, él podría dar mucho dinero a Carmina y terminar esta
dura faena. Mas para ello, era indispensable continuar con las investigaciones.
Así se dirige a Carmina con voz
lenta y precisa.
- No te preocupes, esto no hará sino
relajarte, no hay nada mejor para tu condición, que estar plenamente dormida y
relajada.
Pero Carmina, le dice preocupada.
- ¡No! Usted en el fondo sabe que no
es así; el sueño al que usted me induce no es un sueño normal, ya que lejos de
sentirme descansada y feliz, soy presa de un agotamiento voraz; siento como si
al cerrar mis ojos, no hiciera sino trabajar arduamente.
- Últimamente permanezco consciente
en la mayoría de mis sueños, esto ya no es un raro acontecimiento ocasional, en
estos sueños no soy medianamente consciente, sino que despierto a totalidad;
recordando cada aspecto de mi vida, de mi pasado, ¡he incluso! que estoy en ese
mundo debido a los experimentos del laboratorio.
- Le ruego por favor, este día no
hagamos el experimento.
El doctor al ver a la indefensa
Carmina sometida a su decisión, no pudo sino ruborizarse al ver sus rosados
labios suplicantes, sintió una corriente tibia y con las duras palpitaciones de
su cuello, se dilataron sus pupilas, y tomó las manos de Carmina.
Ella, embotada por aquellas
facciones de ternura que nunca había visto en el frio doctor, sonrió suavemente
y relajo su rostro.
Se sintió de alguna manera culpable
de no poder complacer sus deseos, y dijo con una gota de entusiasmo efímero.
- ¡Sabe! De repente me he sentido
mejor, ¡sigamos…!
El doctor, se sintió entre firme,
indeciso y decidido, y le dijo con vos quebrada y temblorosa.
- ¿Estas segura Carmina?
- Mira que mi intención no es
hacerte ningún mal.
Ella responde de igual forma.
- ¡Sí! Muy segura.
Y al decir esto, se recostó en la
camilla; el doctor colocó los cables y sondas en su cuerpo.
SUEÑO DE CARMINA:
- ¿Dónde estoy?
- ¡Este lugar si es hermoso!
Delante de Carmina las imágenes
claras de un hermoso paraíso: la hierba fresca y dulce, un eco lejano; de canciones
de cuna y ensueño, de cálido y maternal susurro.
Las bestias corren salvajes y
vivaces por la gran inmensidad, hay árboles frutales por doquier. Los imponentes
perfiles de los cerros, de grandes abismos e
invisibles bordes.
A la lejanía una hermosa ciudad
dorada; es de ella de donde provienen los cantos de cuna.
EN EL LABORATORIO.
El doctor M, por fin está
consiguiendo descifrar los impulsos eléctricos que provienen de las terminales
nerviosas del cerebro de Carmina. Los potentes programas de interpretación dan
sentido a las imágenes y preparan lo que será la primera captura de un sueño humano.
Es el doctor M sobresaltado.
- ¡Lo he conseguido!, ¡Por fin lo he
conseguido! Esto debe aún permanecer en secreto, ¡nadie debe poder ver lo que
estoy a punto de…!
Después de esta pausa, la primera
captura aparece, y es justo a través de los ojos de Carmina, que le es posible
contemplar el bello paraíso donde ella ahora se encuentra.
SUEÑO DE CARMINA.
Se dirige Carmina muy alegre hacia
aquella dorada ciudad, ¡cuando he aquí!, que un conejo de color rosa le
distrae.
- Hola conejillo, ¿Qué hacéis aquí?
Mira que no eres como los demás, déjame tenerte entre mis manos, de solo verte
siento deseos de acariciarte.
Pero el conejo, al verla interesada
en él, se presta a saltar en huida. Ella le persigue y el avanza aún más
rápido.
Ante esto olvida la ciudad de perlas
y oro, el ambiente mañanero se convierte en una tarde opaca, el cielo no es el
habitual de siempre, su color pasa de gris a un profundo azul oscuro, como si
ella se encontrara entre la tierra y un insondable mar, y las nubes son ya olas
furiosas, que chocan fieramente contra las altas montañas.
EN EL LABORATORIO.
El doctor M, observa expectante e
intrigado toda la escena.
En particular las nuevas formas de
lenguaje que parece demostrar Carmina.
SUEÑO DE CARMINA.
Por fin mira Carmina como el pequeño
animal llega a las faldas de una altísima montaña, hace una pausa, descansando
de la dura carrera.
Ella sigue tras de él, le observa
detenerse bajo la montaña y en aquel eco sordo y neutral le dice agitada y
feliz.
- ¡Espera conejito...! ¡Solo deseo
acariciarte...! ¡Te prometo dejarte ir y no aprisionar tus patitas...!
El conejo permanece inmóvil,
mientras ella se le acerca cada vez más. Por fin, le tiene a ya solo un metro
de distancia: disimula sus pasos; pretende cogerle de improvisto, sin darle
tiempo a reaccionar.
Mas el conejo es consciente de
aquello; si es que no ha visto a los depredadores, cuando caminando lentos y
sigilosos, parece que no llegaran nunca a su presa.
Esto el lo sabe, y ante la menor
cercanía de Carmina, emprende de nuevo su camino.
Sube por un pequeño escarpado, llega
por fin a una cueva entre las rocas, y desaparece en la total oscuridad.
EN EL LABORATORIO.
Es el doctor M, inquieto.
- Nunca había visto tal uso del
lenguaje en un sueño, la coherencia de las imágenes es magnífica y las olas
como nubes chocando en los altos picos, llenan el ambiente de una majestuosidad
única e inmaterial.
SUEÑO DE CARMINA.
Se siente Carmina, decepcionada de
no haber podido atrapar el pequeño y rosado animal. ¿Pero deberá la oscuridad
de una cueva detenerle?
Así se dice a si misma decidida.
- ¡Ya he llegado hasta aquí por ti!,
¡pequeño conejillo escurridizo!, he de atraparte aunque no quieras.
- Te tendré entre mis manos y te acariciaré
sin parar, oleré tu pelaje de algodón y azúcar, tocare el limbo infinito de tus
orejas y tu pancita de fresco y blando pan.
Así ella decide entrar a aquella
oscuridad, a la cueva que dentro de sí contiene al hermoso y peludo conejo
rosa.
Los ojos de Carmina se pierden por completo,
no es capaz de ver absolutamente nada, es en aquel vacío que una nueva voz le
distrae con un tono susurrante y tétrico.
- ¡Alto! Debes esperar un segundo.
¡Me alegra mucho que hayas podido encontrar el conejo! Sabes que todos los días
le envío en busca de alguien más; Pero todos se pierden ante el dorado
deslumbrante y los cantos de ensueño de la ciudad de perlas y oro.
Dice Carmina sobresaltada a la voz
susurrante.
- ¡Dime!, ¡pero dime ya! ¿Dónde se
ha metido mi precioso conejito? Desde hace un tiempo vengo siguiéndole, y no
logro nunca alcanzarle.
EN EL LABORATORIO.
El doctor, hace un gesto de total
extrañeza ante las circunstancias que capturan sus ojos, y dice.
- ¿Cómo es esto posible? ¿Qué es
este extraño lugar? ciertamente no parece que nada de esto, este siendo
generado por la mente de Carmina, su perfil Psicológico no encaja en nada aquí,
mas parece el sueño compartido entre un artista impresionista y un surrealista
consumado.
EL SUEÑO DE CARMINA.
De una de las paredes de la cueva se
prende lentamente una antorcha, la cual ilumina la fuente de la voz, es la
silueta de un hombre sentado en una roca, el cual dice nuevamente a la joven,
mas con un tono calmado y suave.
- ¡No te preocupes! Él ha regresado
a su hogar, lo único que quería era traerte hasta aquí.
- Si no tuvieras algo de
sensibilidad no habría podido, esa ciudad que tú viste a la distancia; en medio
de los adornos y los tesoros, esconde el más terrible de los engaños.
Carmina se muestra suspicaz ante la
figura.
- No te alertes por favor, no es a mí
a quien debes de temer.
Es justo cuando la voz dice esto,
que Carmina toma consciencia dentro del sueño, todos los recuerdos de su vida
parecen venir a ella como cuando el habido chorro rebalsa el hambriento
recipiente.
Así entonces afina prodigiosamente
su mirada y se dirige a la sombra.
- ¡Heme aquí! No sé del porqué
durante todo el día no soy capaz de recordarte, pero cierto es que en este
mundo a diario te veo, reconozco tu voz a perfección.
Se encienden al unísono varias
antorchas, y el rostro del hombre silueta se muestra a Carmina.
EN EL LABORATORIO.
El doctor M, al ver el rostro de
aquel ser se levanta sobresaltado de su silla.
- ¡Es imposible…! ¡Yo también le conozco…!
¡Yo también conozco a ese hombre…!
- No sé quién es aun, siempre temo
acercarme a él en mis sueños, y ciertamente también, jamás le recuerdo en mis
momentos de vigilia, ¡Es más! Si aparto ahora mismo los ojos del monitor, me es
imposible mantener su rostro en mi memoria.
- ¿Qué es esto que mantiene en
nuestra mente, vedado el recuerdo de esta persona?
EL SUEÑO DE CARMINA.
El ser extiende hacia ella su mano,
y ella la toma sin temor alguno.
Aquí es cuando desaparece la caverna
donde se encuentran, y son transportados a las orillas de un tranquilo rio; los
peces nadan silenciosamente, y el sonido del agua hace perder todo pudor.
Lo único que existe en la mente de
Carmina es un gozo más allá de lo imaginable, un gozo único y antiguo.
El hombre silueta desaparece al ser
disuelto por un viento acuoso, se trasforma en un mar de mariposas y se pierden
en la distancia.
Un pequeño grupo de personas a lo
lejos se percatan de la presencia de Carmina, y le llaman por su nombre.
- ¡Carmina…! ¡Carmina…! No imaginas
como nos alegra verte aquí por fin, de entre todos, tú eres una de las que
menos esperábamos.
Ella piensa inquieta hacia sus
adentros.
- ¡¿Pero, de donde es que me conoce
esta gente?!
Vienen en carrera hacia ella un
hombre y una mujer.
Van dialogando mientras se dirigen
hacia allá.
Con voz tranquila, es el hombre.
- No te apures mujer, que ella es
nueva, no conoce nada de este lugar. Este es su primer despertar, si la asustas
podría perder el enlace y no la veríamos nunca más.
La mujer le contesta sonriente y
agitada por la carrera.
- ¡Ha! ¡Sí! ¡tienes razón…!
Carmina les observa venir y aunque
le intrigan mucho, decide quedarse a esperarlos.
Lo único que hace es quedarse quieta
mientras las dos siluetas se acercan a la distancia.
EN EL LABORATORIO.
Es el doctor expectante.
- Si no conozco a perfección este
hermoso lugar, si mi obsesión por el estado onírico se trata justamente de un
lejano recuerdo de esta instancia.
EN UNA HABITACION LEJANA.
Los agentes del estado, ven a través
de los monitores los gestos maniáticos y extasiados del doctor, y piensan que
ello se debe a algo realmente importante, el hecho de que él se ha ocultado de
las cámaras, les dio a entender todo.
Minutos más tarde, por fuera del
laboratorio el doctor M Ve pasar por fuera de las ventanas a sus jefes; los
serios e insensibles agentes del gobierno que financian sus investigaciones.
No parecen venir a ayudarle, o a
preguntar sobre su trabajo. Es aquí cuando piensa el doctor M, en la
posibilidad que este siendo monitoreado.
Pero ha cuidado mucho de colocar las
pantallas lejos de la vista de las cámaras, ha usado una computadora personal
para hacer el experimento, la ha desconectado de la red, se ha colocado
audífonos para no ser escuchado.
- ¿Será que hay cámaras ocultas?, ¡Eso
debe ser!
- ¡No…! ¿quizá me hayan descubierto?
¡deberé apagar el monitor y terminar el experimento!
Entran los hombres en la habitación.
EL SUEÑO DE CARMINA.
Llegan el hombre y la mujer donde
Carmina.
EN EL LABORATORIO.
El doctor M, apaga todos los
aparatos y trata de despertar a Carmina enviando estímulos eléctricos a su
cuerpo.
EL SUEÑO DE CARMINA.
El cielo comienza a convulsionarse,
se escucha un agudo zumbido, que quizá proviene de los aparatos de monitoreo
del laboratorio.
La hierba se pudre en instantes y el
agua toma un olor nauseabundo.
El hombre y la mujer se dicen entre
si mientras Carmina les observa asustada.
El hombre dice primero de forma seria
y quizá algo molesta.
- ¡Ella no es normal! ¡Algo pasa
aquí…!
La mujer toma una voz no humana, muy
profunda y grabe, la cual no parece provenir de una mujer.
- ¡Ella es una espía! el gobierno ha
logrado penetrar hasta acá, debemos cerrar la entrada en su mente y perderle
para siempre.
EN EL LABORATORIO.
El doctor M, logra borrar todos los
registros de lo hecho en su computadora, los agentes entran y Carmina despierta
de súbito.
Preguntan al doctor M, sobre los
avances, y observan con insistencia los monitores y equipos, mas son incapaces
de ver nada raro en ellos.
El doctor M les dice tratando de
fingir mucha tranquilidad.
- ¿Ha pasado algo?
Ellos le responden fríamente.
- ¡No! Solo veníamos a hacerle una
visita de rutina, daremos un pequeño vistazo y nos iremos.
El doctor observa nervioso como
escudriñan cada cosa, y al cabo de unos cuantos minutos se van de la
habitación. Uno de los agentes observa fijamente a Carmina, y ella da un
saltillo al sentirse amenazada por aquella mirada turbia y brillante.
Se retiran, saludan al doctor y
cierran las puertas tras de sí.
Ella dice al doctor M.
- Le dije doctor que no me sentía
nada bien, no tengo ningún recuerdo del sueño, hasta podría decir que no he
soñado el día de hoy.
El doctor M, le responde entre el
nerviosismo y el asombro.
- Todos los días soñamos Carmina, no
importa si lo recuerdas o no, todos los días soñamos.
…
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