miércoles, 29 de julio de 2015

Charlas con el arbol solitario; Cuarto Saludo: el espejo y los sentidos

Un extraño personaje en sus platicas con el árbol solitario.





Charlas con el árbol solitario.

Cuarto Saludo:

El espejo y los sentidos.

Había decidido ese día no hacer nada más que descansar; el levantarse demasiado temprano siempre me ha parecido antinatural.

Me gusta cuando al despertar es el sol quien rasca suavemente sobre mis párpados.

¡No he querido desayunar!

Deseo únicamente undir mi cuerpo en el arroyo.

En el arroyo.

Nunca nada podrá igualar a esta agua fresca y dulce; de frías corrientes y ecos lejanos.

Veo a la distancia un charco claro y de fondo oscuro, a él me dirijo en la total desnudez.

¡Y mira que no encuentro nada más que mi reflejo!

Me veo en esta mañana; alegre y sonriente, ¡vivaz y profundo! ¡De una majestuosidad increíble!

¡Así! enamorado de mí mismo, sigo viéndome sin parar.

Lentamente mi rostro, con el paso de los minutos, se torna hacia mi cada vez más ajeno: sutilmente veo trasformar de hombre a mujer mis gestos.

¡No soy yo, quien está en ese reflejo!

Más si es alguien a quien amo mucho, alguien a quien solo he visto en mi imaginación: ¡A mi bella imago!; la mujer de quien seguro me enamorare algún día.

¡Ha...! Si esto no ha estimulado de gran manera mi imaginación.

¡Ha...! Si esto no ha tocado la fibra más sensible de mi curiosidad.

¿Cómo es posible que yo tenga dos mismas percepciones de los reflejos de este espejo?

¿Miro yo el mundo de una forma diferente y única? ¿O es que ya está definido todo sobre los colores?

Así decido levantarme y seguir mi camino. Hay un sinfín de preguntas que acojo en mi corazón, y las atesoro como aquello que me hace único.

¡Un ser se diferencia de los otros por el tipo de preguntas que hay dentro de él!

Retire mi rostro del reflejo y coloqué nuevamente mis ropas; más sentía juntó a las mías a otras manos que me ayudaban a asegurar los broches y botones del pantalón; de la camisa; ¡de todo mi ser!

Al caminar no eran solamente mis pasos los que por el camino iban...

Me vi entonces caminando en compañía: es una bella fantasma quien a mi lado va contemplando el mundo.

¡Por algún motivo; yo sabía que ella era dueña de mis ojos!

¡Por algún motivo; ella sabía que mi visión le pertenecía!

Mas no veíamos lo mismo; para ella las flores contenían aún más vida y emociones.

No eran nada más un perfume; ¡eran destellos de alegría!

Sentí a yo por su piel lo ligero del viento,  por su nariz, lo impuro de los charcos y estanques, lo delicado de una caricia, y el frío de los aires ajenos.

Cercano a ambos pasa sinérgico y alborotado el enjambre de mariposas: ¡ante ellas quedo petrificado!, ¡como simple espectador de hechos milagrosos!

Ella sonríe finamente y extiende sus brazos, deja al enjambre circular por todo su cuerpo; tal como si este fuera la corriente de un turbulento rio y la bañara de alegría.

¡Qué abismal la diferencia entre un ser y otro!

¡Cómo la percepción toma diferentes sentidos, en dependencia de los ojos que miren!

¡Puedo ver a través de su mirada!; son distintos los tonos de la hierba, los sonidos lejanos no existen, los ecos de tiempos olvidados cantan alabanzas a cosas que jamás había pensado.

Sus risas son más pícaras y potentes; como un dique a reventar es la consciencia queriendo retenerlas: ¡es una mirada tierna! ¡Es un chiste inocente quien la hace estallar tibia y fulgurante!

¡Ho! ¡Si habían visto mis ojos tan hermosa sonrisa!

Llegamos; y es ella la que corre a abrazarle, no limitándose ante la idea de un rechazo; le añora tanto que sabe será bien recibida.

Sube a las frondosas ramas, y se pierde en aquella abstracción maravillosa. Allí aguarda el momento para nuevamente dar vida a las más prodigiosas ideas.

Así le digo entonces a mi amigo árbol.

- ¿Qué es mi amigo y compañero lo que me ha pasado hoy?

Una leve brisa comienza a caer; llenando en un nuevo verdor las hojas del árbol.

Hay en una rama fuerte y robusta dos hojillas, que creciendo paralelas buscan la forma de ser libres.

El recio viento les arranca de improvisto; las aleja de la protección paterna, mientras caprichoso y burlón se divierte con ellas.

Luchan en caída; ¡queriendo resistirse al destino!

Y si es que han de juntarse de nuevo; que sea también en el justo momento; ¡ni antes, ni después de haber respirado por suficiente tiempo de los aires del mundo!

Se reconocen la una a la otra; más ignoran en todo sentido que su parecido viene dado porque compartían del mismo alimento; cuando no;  de las mismas crianzas y costumbres.

Danzan juntas mientras caen al suelo, y por fin convertirse en el fecundo abono del futuro.


La brisa evoluciona de súbito en ventisca, y es entonces cuando pregunto al árbol solitario:

- Saludos, mi fiel y sabio amigo, he venido este día a ti, como lo hace el justo frente al altar, mas no he sido solo yo, ya que he visto en mi mismo, más de una garganta.

- Son pues varias voces las que por mi boca se pronuncian, son más de unos ojos, los que en este día te saludan.

Una pequeña sacudida da paso a las siguientes palabras por parte del árbol:

- ¿Si? ¡Ya veo! ¡Sabes mi amigo, que desde hace tiempo has venido siendo engañado!

Arqueó levemente mis cejas y cuestiono al árbol.

- ¡A mí! ¿Dime, quien me ha engañado?

Un aire de serenidad y sosiego llena el aura del árbol.

- Los más grandes mentirosos, que caminan a diario con todos los hombres y mujeres, esos tus propios sentidos.

- Lo que hoz muestran vuestros ojos; es la más grande de todas las mentiras posibles.

- Eso que hoz hace creer vuestro olfato, no es sino una lamentable calumnia hacia la esencia de las cosas.

- Lo que tus manos tienen por Frio, tibio o caliente, solo llega a llamar Como tres estados, a categorías que rozan el infinito en alguno de sus polos.

Así le interrogo de la siguiente forma.

- ¿Donde está pues la verdad? ¿Dónde la esencia de las cosas?

El árbol parece sonreír al pasar un saltamontes de una de sus ramas a otra.

- ¡La verdad no es sino un sueño para seres que como nosotros somos esclavos de los sentidos!

- Debes siempre que desees ser objetivo, analizar al máximo la cosa de la que buscas su causa y su razón de ser, y no pienses tampoco que esa razón es lo más elevado sobre la cosa que es objeto de tu verdad; ya que es una verdad solo tuya y por tanto permeable a más poderosos y precisos análisis.

- Con esto te digo que nunca haz de creerte dueño o señor de tu verdad que, aunque lleves a su máxima perfección, ese máximo está limitado a ti mismo.

Colocó entonces mi mano izquierda sosteniendo mi barbilla y entrecerrando mis ojos pregunto nuevamente al árbol.

- ¿Pero y quien es entonces la que me ha seguido hasta aquí?

Me responde el árbol al ver yo fijamente la frondosidad de sus raíces.

- Todo hombre y mujer, lleva dentro de sí varias almas, hay varios, y no solo tu habitando dentro de ti.

- Estos algos provienen justamente de las circunstancias externas e internas de ti mismo.

- Estos seres se tornan así buenos o malos, a raíz de las circunstancias, y ellas mismas son al final quienes dictaminan su propia moral.

- Tú eres producto de lo que se te enseña a desear, de lo que se te enseña a amar, de lo que se te enseña a creer.

- Debes si quieres la sabiduría; forjar para ti una nueva moral, o como te enseñe antes, un nuevo espíritu, propio para ti.

- Ella no es sino, otro de tus YO, lo que tu mente interna anhela de una pareja en tu máximo interior, es por tanto tu gemela en algunos aspectos, y te ha también superado en otros.

- El hombre y la mujer son seres complementarios, pero tú la buscas ciertamente, siguiendo el criterio de tus más profundos anhelos: vive ella dentro de ti, y es el inconsciente tan preciso, que hasta hoz muestra lo que ella misma debería sentir.

- He aquí del porque muchos se desilusionan al no encontrar lo que buscaban, ya que le han idealizado a tal punto, que nadie sería capaz de encajar con ese poderoso fantasma.

- Si no es aquí el engaño de las emociones; que cuando enamorados vemos en el ser amado todas esas cosas que anhelamos y soñamos, enterrando así en un baúl todo lo que sea contrario a este ser idealizado.

- Nunca debes mi amigo, idealizar al ser amado, ya que si no, andarás siempre andando al lado de ese fantasma, que tal como ha venido de repente y sin avisar guiado por los latidos de tu corazón, así de fácil desaparecerá ante el cambio súbito de tu mirada.

Así digo alegremente al árbol.

- ¡Me ha quedado ya muy clara la naturaleza de ese ser que he visto lleno de majestuosidad! Y así como no debo hacer de mis sentidos internos y externos un criterio de verdad, tampoco deberé negarme del todo a lo que me dicen estos en secreto.

- Iré ahora por el mundo con profunda cautela, primero disfrutando, ¡capturando!, y cuando no, ¡lo importante!, tratar de objetivarlo a mi máxima esencia posible.

La mujer fantasmal cae de las ramas idealizadas en su copa.

¡Toma consciencia de sí misma!

Observa tímida hacia la rama de la cual cayeron las dos hojillas; se acerca sonriente y tímida; besa mis labios suavemente: y asi; sin voz, y a fuertes susurros; cita nuestras almas bajo el árbol de la vida y, ríe dulcemente mientras se desvanece en el frío y húmedo viento de la tarde.

Me dice el árbol.

- ¡Nunca debes mi amigo dejar de buscarla!

Ahora sé que ella puede existir, solo he de buscar en la rama apropiada del árbol de la vida.

Se torna entonces el árbol más pasivo y erguido, ¡quieto ya! cierra sus susurros al mundo.

sábado, 25 de julio de 2015

El Monstruo

Un hombre llega a una casa abandonada, en donde encuentra a un extraño inquilino.
Se encuentra en una esquina observando fijamente un delgado rayo de luz solar.






El Monstruo.

Hace ya varias horas que vengo contemplando esa vieja casa abandonada: hay en ella algo que me llama con intriga.

Me decido pues a entrar, me recibe un ambiente lúgubre; ¡muerto!, de olor a antiguo y olvidado.

¡Cada esquina!,¡cada pared da gritos de dolor!, ¡de un dolor que sólo pueden captar las más profundas almas!, ¡un dolor, que aunque quizá este en mi interior; no me es posible interpretar!

Entro en una de las habitaciones, y hay en ella sólo viejos colchones y el típico moho de las zonas olvidadas.

Me dedico a recorrer aquel maléfico lugar, y tras un rato advierto una puerta entre abierta, me acerco temeroso y fatuo.

En su interior encontré entre los viejos libros, y las pociones prohibidas; a un tranquilo inquilino; el cual sonreía a solas, acariciando con dedos frágiles a sus propias ideas.

Así le pregunto confuso.

-¿Quién eres? ¿Qué ha pasado aquí?

-¿Porque no sales a contemplar el bello día?

Asoma un rayo de luz solar por un hueco entre las hendiduras de una ventana cerrada con tablas de madera. El mira fijamente su fino resplandor y me dice.

- ¿Salir?

Al decir esa palabra una sonrisa irónica se dibuja en su rostro, así le digo.

- ¡Sí! salir, sal a experimentar las emociones, ¡a conocer!, ¡a no temer!

Torna su rostro hacia mí: me dice con voz profunda y labios secos y corrugados.

- ¡A que he de salir!: ¿Acaso me pides que sufra? el amor no se hizo para los seres como yo.

- Prefiero amar a una idea; que a un ser humano. El amor no es una solución a mis males, ¿O es quizá la solución a todos ellos? ¿Qué importa ya?

- ¡Sabes! si he entrado aquí es porque ya he intentado amar: ¡nunca jamás uno debe amar y entregar su corazón! ¡La vida es una dialéctica entre el amó y el esclavo!

- y es aún más terrible cuando por amor decides entregarte a la esclavitud.

- ¡Sabes!

- no hay mejor forma de ser amado, ¡que ser un cobarde!; un cobarde es quien busca dominar y muestra en su desinterés he indiferencia la importancia que él tiene; ese es el secreto del amor que todos sienten.

(Así le sigo preguntando a este ser, que a pesar de vivir en esta mansión de olvido, es capaz de descifrar el misterio del amor).

- ¡Pero! ¿cómo no amar de esa forma? ¿Existe un amor en pureza?

(El me responde casi con lágrimas en sus ojos).

- Como te he dicho antes: el amor de las pasiones y condiciones, de los medios y los arquetipos, de los estereotipos, de los sueños y aspiraciones.

- Este amor siempre tiene dentro de sí; un amo y un esclavo.

- ¡Te invito a tomar una copa! espero gustes de los vinos fuertes; aquí la vida, tiene un toque de amargo y excitante: ¡Así es todo vino fuerte!

(Una media sonrisa se dibuja en su rostro, y me extiende hacia mí una copa).

- ¡Toma! ¡Y bebe despacio! ¡Que tu garganta no se vea irritada!

- ¡Así! este amor que soñamos nosotros los poetas y los locos; ¡poco tiene que ver con lo que tú conoces!

- No busca la pena, pero tampoco posee la gloria.

- ¡Y si! ¡haz adivinado! parte de mis palabras son dichas por el resentimiento, quizá otras también por el conocimiento, y otras cuantas, por la sabiduría.

- Pero lo que hay siempre tras la desilusión; es el no encontrar lo que buscamos, ¡por eso, es que no he nacido para el amor! ya que nadie es capaz de ver en mi lo que busca.

- ¡No es que yo no pueda amar!; sino más bien, que no puedo amar de esta otra forma, en la que me convierto en amo y señor de ese amor.

-Y sí me preguntas que postura es la del que más ama, te diré que es la del esclavo, Y también este secreto:

No es posible amar, si no eres esclavo, este es el único que puede permitirse el amor: ya que el amo está en permanente alerta: siempre cuidando no perder su postura, su equilibrio; y así es como olvida amar, y así es como también es certero al ver las fallas y defectos; y lentamente se desilusiona y muere.

- Y he aquí una pregunta.

¿Qué haces aquí? ve a vivir, sal de esta mi fría prisión, aquí sólo hay espacio para los viejos libros y las velas a medio quemar.

(Así salí de aquella casa abandonada, no sabiendo si aquel ser allí moriría en la total y oscura soledad, o si yo mismo era quien encontró nada más un espejo y se vio reflejado en el).

sábado, 4 de julio de 2015

La Sexta Fase

La historia de una mujer sometida a un pionero experimento del sueño, se encuentra con un nuevo mundo y una conspiracion bajo las sombras.






La sexta Fase.

El mundo es solo una sombra:

02/02/2020

Carmina tenía ya varios meses de estar sometida todas las noches a los cables y sondas conectadas a su cuero cabelludo; esto con el fin de medir la actividad eléctrica de su cerebro durante las fases del sueño.

En realidad las investigaciones del estado onírico han pasado de moda en la palestra pública; pero esto no ha impedido que el Estado no se ocupe de buscar aquí la forma en la cual funciona el cerebro de los ciudadanos.

Se dirige Carmina al Doctor M con su rostro pálido y tembloroso.

- Sera que mi contrato aún no termina, ¡sabe! necesito mucho de este dinero extra.

El doctor sonríe a ella y le dice.

- Definitivamente aun no, apenas y hemos estimulado de la manera correcta su cerebro, cada vez nos es más fácil inducir en usted la etapa más profunda del estado REM.

- Si todo va bien, con unos meses más, seremos capaces de recrear las imágenes que usted mira en sus sueños.

- ¿Lo imagina? Poder yo, ver sus sueños a detalle, incluso con aquellos fragmentos que a usted le es imposible recordar: ¡las posibilidades son infinitas!

- ¡Ver como si se tratase de una emotiva película las escenas de nuestros sueños!

Carmina en el fondo sufría ante las palabras del Doctor, ya que temía secretamente; el pudiera ver dentro de su mente, hurgar en sus más íntimos recuerdos y traumas, de sus deseos, de aquello que es incapaz de confesar.

Pero no podía simplemente no llegar un día al blanco y estéril laboratorio, ya que además de la necesidad del dinero, el contrato que ha firmado le compromete hasta que finalice el experimento, o decida la institución a darlo por terminado.




04/06/2020

Dialogaba ese día el doctor M con uno de sus compañeros.

En tono serio y excitado a la vez, es el doctor M.

- ¡Ya casi lo hemos logrado!, de todos los sujetos puestos en experimentación, Carmina es la que mejor responde a los estímulos; su cerebro, quizá debido al cansancio, ha asimilado de mejor manera los estimulantes: es capaz de entrar muy fácilmente en las etapas más profundas del sueño REM.

Ahora sigue en un tono más sobrio.

- Esto que te contare no lo he puesto aun en los informes, ya que es altamente especulativo, y no tengo mayor prueba de ello que mi propia intuición.

- Me he percatado de una nueva etapa dentro del sueño paradójico, en esta etapa ella muestra un cierto grado de consciencia; no me refiero a que su cerebro asimile a una actividad próxima a la de la vigilia, como es común en este estado, sino a un total despertar dentro del propio sueño.

Abre sus ojos eufórico y sonriente el doctor M.

- Pero mira que dentro de esta fase, por pocos segundos, sus ojos hacen una pausa larga y sus ondas cerebrales mutan, como si su química cerebral asimilara a las de otro ser; y con esto digo a: “un ser no humano”.

- los ojos de ella se llenan de gran e inmensa paz, y pienso traspasa a una nueva realidad.

El compañero del doctor M, disimulo su escepticismo hacia él, le miraba ya como un fanático que estaba llevando su investigación a la obsesión y la locura, que la falta de resultados inmediatos, le conducían a un camino místico y especulativo.

Ese mismo día llegó Carmina al laboratorio, el doctor M la esperaba expectante, en el fondo él le admiraba de una forma única, quizá incluso había desarrollado hacia ella alguna afinidad amorosa que el mismo no se permitía reconocer.

Ella le saluda con su rostro algo demacrado y sombrío, pero de cálida sonrisa.

- Hola Doctor: Mire que hoy no me siento muy bien, he comido realmente poco, los medicamentos que usted me ha recetado, me impiden gozar plenamente de la vida, para mí las cosas ante los ojos, se presentan desnudas y sin ningún valor, el agua me es aún más insípida y las comidas son solo ya una simple pasta que he de comer por compromiso.
- Así le pido por favor, suspendamos la sesión de este día; no sé si sea capaz de colocarme en esa camilla nuevamente.

El doctor M, a pesar de la empatía que sentía hacia la pobre Carmina, era incapaz de hacer surgir este agrado a la parte consciente de su cerebro; las proposiciones de su mente luchaban intensamente entre las voces que le llamaban a la misericordia y bondad, y las risas maniáticas que le incitaban a obtener los resultados que le permitieran por fin, comprobar a sus colegas que él era un gran científico.

Entre ambos gritos preconscientes, ganaban estos segundos; que negociando astutamente con las voces de amor, les decían que al terminar todo, él podría dar mucho dinero a Carmina y terminar esta dura faena. Mas para ello, era indispensable continuar con las investigaciones.

Así se dirige a Carmina con voz lenta y precisa.

- No te preocupes, esto no hará sino relajarte, no hay nada mejor para tu condición, que estar plenamente dormida y relajada.

Pero Carmina, le dice preocupada.

- ¡No! Usted en el fondo sabe que no es así; el sueño al que usted me induce no es un sueño normal, ya que lejos de sentirme descansada y feliz, soy presa de un agotamiento voraz; siento como si al cerrar mis ojos, no hiciera sino trabajar arduamente.

- Últimamente permanezco consciente en la mayoría de mis sueños, esto ya no es un raro acontecimiento ocasional, en estos sueños no soy medianamente consciente, sino que despierto a totalidad; recordando cada aspecto de mi vida, de mi pasado, ¡he incluso! que estoy en ese mundo debido a los experimentos del laboratorio.

- Le ruego por favor, este día no hagamos el experimento.

El doctor al ver a la indefensa Carmina sometida a su decisión, no pudo sino ruborizarse al ver sus rosados labios suplicantes, sintió una corriente tibia y con las duras palpitaciones de su cuello, se dilataron sus pupilas, y tomó las manos de Carmina.

Ella, embotada por aquellas facciones de ternura que nunca había visto en el frio doctor, sonrió suavemente y relajo su rostro.

Se sintió de alguna manera culpable de no poder complacer sus deseos, y dijo con una gota de entusiasmo efímero.


- ¡Sabe! De repente me he sentido mejor, ¡sigamos…!

El doctor, se sintió entre firme, indeciso y decidido, y le dijo con vos quebrada y temblorosa.

- ¿Estas segura Carmina?

- Mira que mi intención no es hacerte ningún mal.

Ella responde de igual forma.

- ¡Sí! Muy segura.

Y al decir esto, se recostó en la camilla; el doctor colocó los cables y sondas en su cuerpo.

SUEÑO DE CARMINA:

- ¿Dónde estoy?

- ¡Este lugar si es hermoso!

Delante de Carmina las imágenes claras de un hermoso paraíso: la hierba fresca y dulce, un eco lejano; de canciones de cuna y ensueño, de cálido y maternal susurro.

Las bestias corren salvajes y vivaces por la gran inmensidad, hay árboles frutales por doquier. Los imponentes perfiles de los cerros, de grandes abismos e  invisibles bordes.

A la lejanía una hermosa ciudad dorada; es de ella de donde provienen los cantos de cuna.

EN EL LABORATORIO.

El doctor M, por fin está consiguiendo descifrar los impulsos eléctricos que provienen de las terminales nerviosas del cerebro de Carmina. Los potentes programas de interpretación dan sentido a las imágenes y preparan lo que será la primera  captura de un sueño humano.

Es el doctor M sobresaltado.

- ¡Lo he conseguido!, ¡Por fin lo he conseguido! Esto debe aún permanecer en secreto, ¡nadie debe poder ver lo que estoy a punto de…!

Después de esta pausa, la primera captura aparece, y es justo a través de los ojos de Carmina, que le es posible contemplar el bello paraíso donde ella ahora se encuentra.

SUEÑO DE CARMINA.

Se dirige Carmina muy alegre hacia aquella dorada ciudad, ¡cuando he aquí!, que un conejo de color rosa le distrae.

- Hola conejillo, ¿Qué hacéis aquí? Mira que no eres como los demás, déjame tenerte entre mis manos, de solo verte siento deseos de acariciarte.

Pero el conejo, al verla interesada en él, se presta a saltar en huida. Ella le persigue y el avanza aún más rápido.

Ante esto olvida la ciudad de perlas y oro, el ambiente mañanero se convierte en una tarde opaca, el cielo no es el habitual de siempre, su color pasa de gris a un profundo azul oscuro, como si ella se encontrara entre la tierra y un insondable mar, y las nubes son ya olas furiosas, que chocan fieramente contra las altas montañas.

EN EL LABORATORIO.

El doctor M, observa expectante e intrigado toda la escena.

En particular las nuevas formas de lenguaje que parece demostrar Carmina.

SUEÑO DE CARMINA.

Por fin mira Carmina como el pequeño animal llega a las faldas de una altísima montaña, hace una pausa, descansando de la dura carrera.

Ella sigue tras de él, le observa detenerse bajo la montaña y en aquel eco sordo y neutral le dice agitada y feliz.

- ¡Espera conejito...! ¡Solo deseo acariciarte...! ¡Te prometo dejarte ir y no aprisionar tus patitas...!

El conejo permanece inmóvil, mientras ella se le acerca cada vez más. Por fin, le tiene a ya solo un metro de distancia: disimula sus pasos; pretende cogerle de improvisto, sin darle tiempo a reaccionar.

Mas el conejo es consciente de aquello; si es que no ha visto a los depredadores, cuando caminando lentos y sigilosos, parece que no llegaran nunca a su presa.

Esto el lo sabe, y ante la menor cercanía de Carmina, emprende de nuevo su camino.

Sube por un pequeño escarpado, llega por fin a una cueva entre las rocas, y desaparece en la total oscuridad.

EN EL LABORATORIO.

Es el doctor M, inquieto.

- Nunca había visto tal uso del lenguaje en un sueño, la coherencia de las imágenes es magnífica y las olas como nubes chocando en los altos picos, llenan el ambiente de una majestuosidad única e inmaterial.

SUEÑO DE CARMINA.

Se siente Carmina, decepcionada de no haber podido atrapar el pequeño y rosado animal. ¿Pero deberá la oscuridad de una cueva detenerle?

Así se dice a si misma decidida.

- ¡Ya he llegado hasta aquí por ti!, ¡pequeño conejillo escurridizo!, he de atraparte aunque no quieras.

- Te tendré entre mis manos y te acariciaré sin parar, oleré tu pelaje de algodón y azúcar, tocare el limbo infinito de tus orejas y tu pancita de fresco y blando pan.

Así ella decide entrar a aquella oscuridad, a la cueva que dentro de sí contiene al hermoso y peludo conejo rosa.

Los ojos de Carmina se pierden por completo, no es capaz de ver absolutamente nada, es en aquel vacío que una nueva voz le distrae con un tono susurrante y tétrico.

- ¡Alto! Debes esperar un segundo. ¡Me alegra mucho que hayas podido encontrar el conejo! Sabes que todos los días le envío en busca de alguien más; Pero todos se pierden ante el dorado deslumbrante y los cantos de ensueño de la ciudad de perlas y oro.

Dice Carmina sobresaltada a la voz susurrante.

- ¡Dime!, ¡pero dime ya! ¿Dónde se ha metido mi precioso conejito? Desde hace un tiempo vengo siguiéndole, y no logro nunca alcanzarle.


EN EL LABORATORIO.

El doctor, hace un gesto de total extrañeza ante las circunstancias que capturan sus ojos, y dice.

- ¿Cómo es esto posible? ¿Qué es este extraño lugar? ciertamente no parece que nada de esto, este siendo generado por la mente de Carmina, su perfil Psicológico no encaja en nada aquí, mas parece el sueño compartido entre un artista impresionista y un surrealista consumado.

EL SUEÑO DE CARMINA.

De una de las paredes de la cueva se prende lentamente una antorcha, la cual ilumina la fuente de la voz, es la silueta de un hombre sentado en una roca, el cual dice nuevamente a la joven, mas con un tono calmado y suave.

- ¡No te preocupes! Él ha regresado a su hogar, lo único que quería era traerte hasta aquí.

- Si no tuvieras algo de sensibilidad no habría podido, esa ciudad que tú viste a la distancia; en medio de los adornos y los tesoros, esconde el más terrible de los engaños.

Carmina se muestra suspicaz ante la figura.

- No te alertes por favor, no es a mí a quien debes de temer.

Es justo cuando la voz dice esto, que Carmina toma consciencia dentro del sueño, todos los recuerdos de su vida parecen venir a ella como cuando el habido chorro rebalsa el hambriento recipiente.

Así entonces afina prodigiosamente su mirada y se dirige a la sombra.

- ¡Heme aquí! No sé del porqué durante todo el día no soy capaz de recordarte, pero cierto es que en este mundo a diario te veo, reconozco tu voz a perfección.

Se encienden al unísono varias antorchas, y el rostro del hombre silueta se muestra a Carmina. 

EN EL LABORATORIO.

El doctor M, al ver el rostro de aquel ser se levanta sobresaltado de su silla.

- ¡Es imposible…! ¡Yo también le conozco…! ¡Yo también conozco a ese hombre…!

- No sé quién es aun, siempre temo acercarme a él en mis sueños, y ciertamente también, jamás le recuerdo en mis momentos de vigilia, ¡Es más! Si aparto ahora mismo los ojos del monitor, me es imposible mantener su rostro en mi memoria.

- ¿Qué es esto que mantiene en nuestra mente, vedado el recuerdo de esta persona?

EL SUEÑO DE CARMINA.

El ser extiende hacia ella su mano, y ella la toma sin temor alguno.

Aquí es cuando desaparece la caverna donde se encuentran, y son transportados a las orillas de un tranquilo rio; los peces nadan silenciosamente, y el sonido del agua hace perder todo pudor.

Lo único que existe en la mente de Carmina es un gozo más allá de lo imaginable, un gozo único y antiguo.

El hombre silueta desaparece al ser disuelto por un viento acuoso, se trasforma en un mar de mariposas y se pierden en la distancia.

Un pequeño grupo de personas a lo lejos se percatan de la presencia de Carmina, y le llaman por su nombre.

- ¡Carmina…! ¡Carmina…! No imaginas como nos alegra verte aquí por fin, de entre todos, tú eres una de las que menos esperábamos.

Ella piensa inquieta hacia sus adentros.

- ¡¿Pero, de donde es que me conoce esta gente?!

Vienen en carrera hacia ella un hombre y una mujer.

Van dialogando mientras se dirigen hacia allá.

Con voz tranquila, es el hombre.

- No te apures mujer, que ella es nueva, no conoce nada de este lugar. Este es su primer despertar, si la asustas podría perder el enlace y no la veríamos nunca más.

La mujer le contesta sonriente y agitada por la carrera.

- ¡Ha! ¡Sí! ¡tienes razón…!

Carmina les observa venir y aunque le intrigan mucho, decide quedarse a esperarlos.

Lo único que hace es quedarse quieta mientras las dos siluetas se acercan a la distancia.

EN EL LABORATORIO.

Es el doctor expectante.

- Si no conozco a perfección este hermoso lugar, si mi obsesión por el estado onírico se trata justamente de un lejano recuerdo de esta instancia.

EN UNA HABITACION LEJANA.

Los agentes del estado, ven a través de los monitores los gestos maniáticos y extasiados del doctor, y piensan que ello se debe a algo realmente importante, el hecho de que él se ha ocultado de las cámaras, les dio a entender todo.

Minutos más tarde, por fuera del laboratorio el doctor M Ve pasar por fuera de las ventanas a sus jefes; los serios e insensibles agentes del gobierno que financian sus investigaciones.

No parecen venir a ayudarle, o a preguntar sobre su trabajo. Es aquí cuando piensa el doctor M, en la posibilidad que este siendo monitoreado.

Pero ha cuidado mucho de colocar las pantallas lejos de la vista de las cámaras, ha usado una computadora personal para hacer el experimento, la ha desconectado de la red, se ha colocado audífonos para no ser escuchado.

- ¿Será que hay cámaras ocultas?, ¡Eso debe ser!

- ¡No…! ¿quizá me hayan descubierto? ¡deberé apagar el monitor y terminar el experimento!

Entran los hombres en la habitación.

EL SUEÑO DE CARMINA.

Llegan el hombre y la mujer donde Carmina.

EN EL LABORATORIO.

El doctor M, apaga todos los aparatos y trata de despertar a Carmina enviando estímulos eléctricos a su cuerpo.

EL SUEÑO DE CARMINA.

El cielo comienza a convulsionarse, se escucha un agudo zumbido, que quizá proviene de los aparatos de monitoreo del laboratorio.

La hierba se pudre en instantes y el agua toma un olor nauseabundo.

El hombre y la mujer se dicen entre si mientras Carmina les observa asustada.

El hombre dice primero de forma seria y quizá algo molesta.

- ¡Ella no es normal! ¡Algo pasa aquí…!

La mujer toma una voz no humana, muy profunda y grabe, la cual no parece provenir de una mujer.

- ¡Ella es una espía! el gobierno ha logrado penetrar hasta acá, debemos cerrar la entrada en su mente y perderle para siempre.

EN EL LABORATORIO.

El doctor M, logra borrar todos los registros de lo hecho en su computadora, los agentes entran y Carmina despierta de súbito.

Preguntan al doctor M, sobre los avances, y observan con insistencia los monitores y equipos, mas son incapaces de ver nada raro en ellos.

El doctor M les dice tratando de fingir mucha tranquilidad.

- ¿Ha pasado algo?

Ellos le responden fríamente.

- ¡No! Solo veníamos a hacerle una visita de rutina, daremos un pequeño vistazo y nos iremos.

El doctor observa nervioso como escudriñan cada cosa, y al cabo de unos cuantos minutos se van de la habitación. Uno de los agentes observa fijamente a Carmina, y ella da un saltillo al sentirse amenazada por aquella mirada turbia y brillante.

Se retiran, saludan al doctor y cierran las puertas tras de sí.

Ella dice al doctor M.

- Le dije doctor que no me sentía nada bien, no tengo ningún recuerdo del sueño, hasta podría decir que no he soñado el día de hoy.

El doctor M, le responde entre el nerviosismo y el asombro.

- Todos los días soñamos Carmina, no importa si lo recuerdas o no, todos los días soñamos.