Realidad menos 1.
Sonem es un tipo Cómo cualquier otro; aficionado al
antiguo ocultismo y la física teórica.
Desde niño había estado obsesionado con las antiguas
historias: ¡Las épicas y gloriosas hazañas de Gilgamesh y Enkidu! ¡Los diálogos
esotéricos de Hermes y poimandes!
¡El glorioso descenso de innana a los infiernos!
En algunas ocasiones encontró coincidencias entre la
física actual y el Kybalion: ¡los siete principios herméticos parecen tener
algún valor aún!
Más sabía de cierta forma que esto no debía
ser real, que lo oscuro de los textos antiguos daba paso a varias
interpretaciones, y allí del porque podía muchas veces adaptarlo a otros conocimientos
encarnados en su memoria.
En la física teórica se habla de múltiples dimensiones
u universos y según las teorías hay uno para cada situación posible.
¿Podría ser entonces que el pudiera; de alguna manera
aún desconocida, entrar en alguno de ellos?
Esta es la historia de Sonem.
Exclama el en tono meditativo.
- He tratado sin éxito de penetrar en alguna nueva
dimensión; en un mundo al margen de mi propio mundo.
- En un paraíso singular lleno de flores abstractas.
- O quizá en un infierno adoquinado de sangre y rocas
maduras.
- ¿Sera entonces que no es verdad lo que me dice la
física?
- ¿Sera entonces que solo existe una existencia?
-¿¡Será que si hay un dios!? ¿¡Y Qué, como niño
malcriado se goza en nuestras desgracias!?
- ¡Ya he decidido no creer en nada! solo quiero dormir
para siempre en las aguas de un cálido pantano.
Alguien toca la puerta de la habitación donde Sonem se
encontraba.
Entra su bella novia; la pura he inocente Hathory.
Le dice dulcemente a Sonem.
- Hola mi bello amor, ¿Cómo ha estado tu día hoy?
Sonem en el fondo temía responder a aquellas palabras;
no deseaba por ningún motivo contar a su amada aquellas extrañas ideas que a
diario le atormentaban.
Solo quería que sin pausas ni reparos le amara tal y
como es.
Así le responde entonces Sonem confundido.
- ¡Sabes mi amor!: mi único deseo es estar a solas
junto a ti; allá en un parque olvidado; del que nadie recuerde su ubicación ni
su existencia.
- Un lugar donde solo existamos nosotros y el aire
cálido de un eterno verano.
Sonríe la joven y bella Hathory al escuchar las locas
ideas de su novio y le responde.
- Jajaja, ¡eso es fácil! Realmente pensé que algo más
imposible era lo que aquejaba tus pensamientos.
La joven busca entre el desorden de la habitación y
encuentra un pequeño colchón; abre las ventanas, limpia muy bien el lugar y se
acuesta frente a ellas.
Así dice de forma dulce y cálida.
- ¡Vamos! ¿Qué esperas? ¿No Qué tan ansioso de dar un
paseo por el parque?
Sonem Sonríe; así como adivinando las intenciones de
Hathory.
Se recuesta a su lado y es ella quien le dice.
- ¡Toma mi mano!
Toma Sonem de la mano a Hathory.
- ¡bien! ¡Ya estamos listos! Cierra los ojos mi
amor... y trata de hacerlo lentamente, que sea un delgado rayo de luz solar lo
último que conozcan tus pupilas.
Obedece el a sus palabras.
Prosigue Hathory de forma suave y susurrante.
- Ahora mira, que podemos ir donde queramos; más tú ya
has elegido el hermoso y olvidado parque.
Sonríe Sonem y dice a la joven.
- ¡Si! Es el parque el único lugar al que deseo ir: ¡a
nuestro parque! ¡a un parque único!
Sonríe levemente su compañera y le dice.
- ¡Está muy bien! deja entonces que sea yo quien te
guíe; ¡tú no hagas más que disfrutar del bello paisaje!
Se alista Hathory a describir el parqué.
- ¡Mira mi amor! ¿Ves los adoquines del suelo? ¿La
música que proviene de las montañas, los árboles de luminoso verdor?
- ¡Dame tu mano!; que quiero mostrarte el estanque;
¡el puentecillo de madera; las rocas de frío y fresco aroma!
Le responde Sonem excitado.
- ¡Es realmente hermoso! Tal y como debe ser todo mundo
al margen; las nubes de sigiloso vuelo, y los pinos que rascan la cima del
viento.
Así le interroga Hathory.
- ¿De dónde sacas mi amor; que el viento ha de tener
una cima?
Entonces le responde Sonem tranquilamente.
- ¡No importa preciosa! ¡No importa! Aquí en este
parque no hay lógica imposible; ni sueño demasiado loco: aquí solo hay amor y
una suave y tranquila paz.
Ambos suspiran al unísono y abren sus ojos de la misma
forma.
Dice entonces Hathory.
- ¿Que harás este día?
Sonem le responde.
- Supongo que lo único que deseo es estar contigo, tú
eres mi mayor pasión.
Ella le dice risueña y astutamente.
- ¡Es una lástima! Debo ir hoy con mis padres; quizá
incluso no te vea por un par de días; es viernes y creo me quedare allá sábado
y domingo.
- Así que te dejo sólo; procura por favor mantener
siempre bien cuidadas las plantas y flores de nuestro jardín; ¡No sea que en mi
ausencia dejes marchitar todo el lugar!
- Te amo mucho; debo irme ahora.
- Espera - Le dice Sonem- mira que aún no pruebo lo dulce
del agua de la fuente.
Se acerca Hathory al rostro de Sonem y, besa
dulcemente sus labios; procurando dejar algo de humedad en la boca de él.
Ambos se despiden y Hathory sale de la habitación.
Así comienza entonces en monólogo de nuestro amigo.
- ¡Se ha ido! ¡Se ha ido!, ¡mi mayor contacto con la
realidad se ha ido!; ¡mi única y hermosa pasión!
- ¡Pero ya está! Si es que justamente ella ha sido; la
que me ha dado las claves de este acertijo.
Va Sonem y recoge las sillas de la habitación. Toma una
y la pone fuera: esperando la caída de la noche.
Se queda cerca de la puerta y comienza el experimento.
Intenta de alguna manera fijar en su imaginación la
forma de la silla y colocarla en toda situación para el posible. Quiere con
ello ubicar una realidad, y que casualmente sea la misma que él esté
imaginando. Cree Sonem que así, el universo le permitirá entrar allí; como si
la imagen justa fuera una llave a las realidades alternas.
Como si la vibración de una idea al encajar en su
justa cerradura; abriera las puertas de una nueva dimensión.
Pasaron varias horas de infructuosos intentos, hasta
que se quedó dormido en el portal de la habitación.
Despierta, se encuentra entre el sueño y la vigilia:
cuando las imágenes hipnagógicas cobran vida.
Abrió sus ojos
levemente.
Y delante de él parecían entremezclarse distintas
escenas:
La silla que se encontraba frente a él, comenzó a
tambalearse sobre la seria y seca hierba.
Se subdividía en tres distintas sillas.
Una de ellas era de color marrón y algo desgastada por
el tiempo, se podía ver perfectamente la carcoma; parecía entonces muy vieja y
seca; una silla triste y sombría.
La otra, que se situaba a la derecha parecía nueva,
tal y como si en ese justo instante, la estuviera sacando de la tienda; recordó
el día en el que fue con su madre a comprarla; un olor a nuevo, a confort; a
consumo.
En medio de ambas sillas; estaba la que mira todos los
días; ¡apacible pero inquietante!
El trataba como podía de asimilar aquella extraña
experiencia. ¡Cuando he aquí!: que una sombra pareció bajar de un espacio
desconocido. Mas no era una sombra cualquiera, ya que en ella Sonem se
reconoció perfectamente.
Esta al verle sonrió maléficamente, con ojos chicos e
inmensa perversidad.
Aquí Sonem, trata como puede de huir, de escapar de
esa realidad inquietante y terrorífica.
A la distancia se escuchan las conversaciones de los
vecinos: y es como si estuvieran en distintas locaciones.
Los murmullos lejanos, se sienten a unos cuantos
metros. Sus charlas poseen una carga de emotividad aumentada; ¡todo parece
tener un significado profundo!, ¡todo parece tan íntimo y único!
Así como puede Sonem pronuncia con voz seca y
quebrada.
- ¡No quiero verte! ¡Aléjate de mí! ¡Quiero regresar a
mi mundo!
Al Sonem decir esto; la siniestra aparición que se
encontraba sobre su silla, comienza a reír a carcajadas eufóricas: ¡Son a
tronantes! ¡Constantes! ¡Como un martillo hambriento! ¡como una seca tempestad!
Sonem se levanta como puede con sus temblorosas
piernas, y al hacerlo la siniestra sombra salta velozmente sobre el: asi como
lo hace la siniestra pantera sobre su indefensa víctima.
Se posa sobre los hombros de Sonem, y desaparece con
un rápido y potente brinco hacia el
infinito, frío y estrellado cielo de la noche.
Desaparece aquel mundo bizarro y Sonem siente como
amenguan lentamente los latidos de su corazón.
¡Se va…! ¡Se va…! ¡La vida casi se le va…! su ritmo
cardiaco baja más allá de lo normal, sus parpados caen como si tuvieran pesados
lastres y se desmaya en la frialdad de la noche.
Esto fue hace dos días; No ha podido aún Sonem
recuperarse de aquella terrible experiencia.
Su única alegría es que por fin podrá ver de nuevo a
su amada Hathory.
Habían quedado de verse en el centro comercial.
La espera mientras camina a la deriva por todos los
locales.
- Esperar siempre tiende a desesperarme un poco.
- ¡qué extraño...!
Observa en una esquina apartada a un extraño hombre de
cuclillas en el suelo.
Se acerca a una distancia prudencial; algo que le
permita saciar su curiosidad pero mantenerle a salvo.
Los ruidos de las personas parecen irse a un segundo
plano, como si se alejarán y difuminaran del espacio.
Exclama él con asombro y algo de temor.
- ¡imposible...!
- ¡parece ser el terrible fantasma del otro día!
Es aquí cuando suena su celular; la hermosa Hathory le
envía un mensaje.
- "Hola mi precioso, estoy en el café
esperándote".
Sonríe ansioso y olvida por un instante lo ocurrido.
De súbito recuerda la sombra y observa lugar al donde
se encontraba su malvado alter ego: ¡Y allí esta justamente! riendo
pasivamente; como burlándose del pobre Sonem.
Así escucha la voz rugosa de la sombra.
- ¡Si...! ¡He llegado...! ¡Hathory...!
Al oír esto el corazón de Sonem se agita dentro de su
pecho; un torrente de energía llena todo su interior de furia y preocupación.
El extraño ser desaparece al entrar en una sombra
cercana.
Corre y corre Sonem hacia donde se encuentra la bella
Hathory.
¡Llega por fin! ¡Ella le ve y su rostro se llena de
alegría!
Se siente él muy tranquilo al ver que Hathory está
bien.
Dice la joven mientras le abraza.
- ¡Cómo me alegro de verte mi amor! ¡Me has hecho de
verdad mucha falta!
Sonem responde al joven lleno de nostalgia.
- ¡Yo también te he extrañado!
Abre Sonem sus ojos, y al hacerlo ve como un bombillo
se tambalea con el viento.
Se mueve cada vez con mayor velocidad; provocando con
ello un juego de sombras entre los objetos cercanos.
De esta danza frenética es que surge el alter ego de
Sonem.
Él se asombra y trata de colocar a Hathory tras de él;
a manera de protegerla de aquella maléfica entidad.
Ella dice asustada.
- ¡Que pasa amor! ¡Me lastimas!
La sombra salta a una pared cercana y comienza a escalar, se mueve como ágil
cucaracha mientras se traslada hasta el punto más alto del centro comercial:
¡permanece allí!; tal como siniestra gárgola en posición de cacería sobre una
alta columna.
Su rostro fijo y duro asimila a la sorda y lejana roca
de las antiguas catedrales.
Sonem le observa constantemente; tratando a toda costa
no perderle nunca de vista.
- ¡Cuidado mi amor! - Dice Sonem nervioso a Hathory.
¡Salta la sombra!; como quien hace un clavado al
infierno y, sin que Sonem pueda hacer algo al respecto, azota fuertemente el
rostro de la bella Hathory.
Ella cae inmediatamente y Sonem trata a toda costa de
revivirle.
Trata como puede de pedir ayuda, pero con esto lo
único que logra es que lo detengan los guardias del centro comercial.
La bella Hathory queda tirada en el suelo.
INFORME POLICIAL.
El detenido alega que un ser oscuro, que era como su
doble fue quien ataco a la víctima.
Las múltiples Cámaras del centro comercial grabaron el
momento en el cual el atacaba a la joven con pequeñas navajas amarradas a sus
dedos.